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La encarnación es una condición de posibilidad de la existencia de cada mujer y de cada hombre, así como de la formación de su identidad. El cuerpo humano es capacidad de apertura, una realidad fundamental que hace posible la relación del ser humano consigo mismo, con los demás y con el mundo; es un fenómeno que participa en la fenomenalidad de todos los fenómenos.
Además, ninguna manifestación de la realidad se lleva a cabo sin una encarnación del sentido. Fenomenología y hermenéutica se entrelazan en la realidad corporal y en la revelación semántica del mundo. En el presente texto, que se inserta en la corriente del body turn, se analiza el tema del sentimiento originario de la propia corporalidad, el papel que juega el cuerpo en su relación con el mundo y la intersubjetividad en tanto intercorporalidad.
De todo esto se obtienen principios valiosos para el campo ético. El cuerpo humano existe en medio de una tensión entre el rediseño de su identidad y el reconocimiento de su manifestación como cuerpo dado, entre el desdén de la corporalidad y su valoración, entre el rechazo de su vulnerabilidad y la aceptación responsable de la fragilidad del otro, en quien sale a la luz la propia fragilidad.
